
El pasado sábado realizamos un recorrido por el tramo del río Gállego entre el puente de Santa Isabel y la desembocadura. La jornada, fresca pero soleada, nos permitió disfrutar del paisaje fluvial tras la crecida de la semana anterior.

La abundancia de ramas a más de 2 m de altura sobre los árboles marca el máximo nivel alcanzado en algunos tramos, sobre todo en la parta más baja, cuando las aguas del Gállego se toparon con un Ebro muy crecido, inundando algunos campos y fincas colindantes. La capacidad erosiva y transportadora del Gállego también ha quedado muy patente en esta zona, especialmente en su margen izquierda, donde se acumulan abundantes depósitos de arena y grava.
Precisamente en las orillas de limo y arena hemos podido encontrar numerosas huellas de aves acuáticas y mamíferos.
El aspecto más negativo en este tramo, aparte de algunos daños en la señalización del anillo verde, es la inundación parcial de una chatarrería situada en las proximidades del río, convirtiéndose en un peligroso foco de contaminación por metales y sustancias químicas.
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