miércoles, 25 de noviembre de 2009

Radiografía de los ríos aragoneses

Heraldo de Aragón - Aunque por lo general los cauces aragoneses están bien, los vertidos urbanos e industriales, la contaminación difusa y la sobreexplotación de caudales hacen que aún haya muchos tramos de río con problemas que deben solucionarse para el año 2015. Están sanos los ríos aragoneses? En general sí, pero sigue habiendo muchas zonas con problemas de calidad que deberán solucionarse a corto o medio plazo en cumplimiento de lo establecido en la Directiva Marco del Agua. Dentro de un mismo cauce, las condiciones varían mucho de un tramo a otro. Por eso, ninguno de los ríos importantes de la Comunidad presenta un buen estado desde su nacimiento hasta la desembocadura.

El mejor conservado de todos es el Aragón, un cauce que solo da problemas en su parte más baja. El Cinca también se encuentra en buenas condiciones, aunque los nitratos empiezan a estropear algunas zonas, y el Gállego presenta problemas de contaminación química aguas bajo de Sabiñánigo. Ya en la margen derecha, el Jalón es el cauce más contaminado y alterado de toda la Comunidad.

En cuanto al tramo aragonés del Ebro, el esfuerzo realizado en los últimos años para depurar las aguas residuales y minimizar los vertidos industriales ha conseguido que hasta Zaragoza la calidad de las aguas sea buena. No obstante, aguas abajo de la capital el río tiene que mejorar sus indicadores ecológicos.

¿Cómo se determina el estado de cada tramo? El estado de un río puede cambiar cada vez que confluye con un afluente, deja atrás una zona de vertidos o llega a un embalse. Por eso, para estudiar la situación de cada cauce es necesario dividirlo en lo que la Confederación llama ‘masas de agua superficiales’, tramos que presentan unas condiciones homogéneas.

Según la Directiva Marco del Agua (DMA),a partir del 2015 todas las masas de agua deben alcanzar un buen estado. Esto significa que, para ese año, los ríos deben estar lo más próximos _posible a sus condiciones naturales, es decir, a la situación en la que se encontrarían sin la influencia del hombre.

Eso no solo obliga a que las aguas estén limpias de contaminantes, sino que también hay que recuperar los ecosistemas asociados a los cursos fluviales. Para lograrlo, es necesario cuidar tanto la flora y la fauna como los factores hidromorfológicos: el caudal, el estado de las orillas, la presencia de actuaciones que desnaturalizan el cauce... Para determinar el estado de las 643 masas de aguas superficiales definidas en la cuenca del Ebro, la CHE ha tenido en cuenta todos esos factores.

Por un lado, sus técnicos determinan el estado químico de cada tramo de río, es decir, analizan las aguas en busca de las sustancias más contaminantes: mercurio, _níquel, plomo, benceno... Si alguno de esos compuestos supera los niveles máximos fijados por _la Unión Europea, ese tramo _de agua no está en buen estado químico.

Por otro, se estudia el estado ecológico, indicador que a su vez se basa en otros tres parámetros: la abundancia y la variedad de la flora y la fauna del fondo del río, _-primer eslabón de la cadena alimentaria-; las condiciones físico-químicas del agua -temperatura, pH, oxígeno disuelto...-;_y la situación hidromorfológica de ese tramo de río.

Basándose en esos tres parámetros, los técnicos establecen cuál es el estado ecológico de cada masa de agua: muy bueno, bueno, moderado, deficiente o malo. Luego lo comparan con el estado químico, y el peor de esos dos valores es el que determina cuál es la situación del tramo de río analizado.

Una masa de agua solo está en buen estado, es decir, se encuentra poco o nada alterada respecto a sus condiciones naturales, si su estado ecológico y su estado químico son buenos. Si uno de los dos falla, se incumple la DMA.

Situación general de la demarcación. Según el último informe del área de Calidad de las Aguas de la Confederación -el de 2008-, en la demarcación del Ebro una de cada cinco masas de agua fluviales no alcanzan el buen estado exigido por Europa. En total son 121 tramos los que deben mejorar su calidad, de los que 115 están en mal estado ecológico, 13 están en mal estado químico y 2 fallan en ambos apartados. En distancia lineal, suman 3.136 kilómetros, lo que representa el 25% del total de cauces de la demarcación. La CHE no tiene datos por comunidades, por lo que para hacer balance de cómo están los ríos aragoneses hay que analizarlos por subcuencas.

El tramo aragonés del Ebro. Como puede apreciarse en el gráfico adjunto, el tramo aragonés del Ebro se encuentra en buen estado en casi toda la Ribera Alta con excepción del tramo que va de la desembocadura del Huecha a la del Arba. “La mejor prueba de ello es que tenemos nutria incluso en el tramo urbano de Zaragoza -recuerda el jefe del área de Calidad de las Aguas, Javier San Román-. Si hay nutria es porque hay peces, y si hay peces es porque hay macroinvertebrados y algas para alimentarlos”.

A partir de Zaragoza los indicadores ecológico del Ebro empeoran. Esto se debe, fundamentalmente, a la mala calidad de las aportaciones del Gállego y el Huerva y a los vertidos de las poblaciones que aún no depuran _-Utebo, Pastriz y otras muchas- y de algunas grandes industrias. No obstante, en todos los tramos el estado ecológico, sin ser bueno, es moderado.

El Aragón. El río que da nombre a la Comunidad es, con diferencia, el mejor conservado de los cauces principales. Su estado es bueno o muy bueno en todas sus masas de agua con excepción de las dos últimas antes de llegar al Ebro -ya en territorio navarro-.

“Siempre se puede mejorar, pero el Aragón es un río magnífico”, asegura San Román. Sus afluentes -Veral, Subordán, Esca, Izas...- también están en buenas condiciones tanto ecológicas como químicas con una sola excepción:_el río Gas.

El Gállego. “El Gállego es un río que desde el punto de vista ecológico está muy bien, pero tiene el problema de que aguas abajo del embalse de Sabiñánigo hay mercurio, lindano y otros compuestos utilizados por las químicas -explica el responsable de calidad de la CHE-. No es muy preocupante, porque el año pasado hicimos unos 150 análisis y solo lo detectamos en dos, pero la normativa es muy estricta y hay que solucionarlo”.

Por otra parte, en su tramo final, llegando a Zaragoza, el Gállego se encuentra en mal estado ecológico debido -es un río muerto-, sobre todo, a los vertidos industriales. En cuanto a sus afluentes, prácticamente todos están bien o muy bien.

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