jueves, 25 de septiembre de 2014

Detectada grave contaminación por Lindano en el río Gállego



La toxicidad deja sin suministro de agua a más de 5000 habitantes en Aragón

La alerta sanitaria por la contaminación de las aguas del río Gállego por una sustancia química de alta toxicidad, el lindano, se ha extendido y afecta ya a cuatro términos municipales aragoneses: Ardisa, Santa Eulalia de Gállego, Piedratajada y, desde este miércoles, también a Villanueva de Gállego, localidad situada a poco más de diez kilómetros de Zaragoza capital.

La semana pasada saltó la alarma al detectarse niveles de lindano superiores a los considerados admisibles. Se detectó en Ardisa y Santa Eulalia de Gállego. De inmediato, el Gobierno aragonés comunicó a ambos ayuntamientos que, «por precaución», quedaba prohibido el consumo del agua del grifo. Ni para beber ni para cocinar.

En paralelo, la Consejería de Medio Ambiente decidió extender las analíticas del agua a un total de 23 tomas de las que se abastecen las redes de suministro de otros tantos núcleos habitados que captan caudales del río Gállego. Entre esas 23 tomas que están bajo vigilancia se encuentra la situada en la urbanización El Zorongo, perteneciente a Zaragoza capital.

Esos controles han permitido comprobar que el problema no se limitaba a las dos localidades en las que inicialmente se detectaron altos niveles de lindano, sino también a otros municipios situados aguas abajo, más próximos al punto en el que este río desemboca en el Ebro. Primero se confirmó que la afección llegaba a Piedratajada, y este miércoles la alerta se extendió a Villanueva de Gállego.

En total son unos 5.000 los habitantes que se han quedado sin poder consumir agua de la red de agua potable de sus municipios. A todos ellos acuden camiones-cisterna de los bomberos de la Diputación de Zaragoza y se ha disparado la compra de agua embotellada.

Queda por conocer todavía dónde está el origen de esta contaminación. Se sabe, genéricamente, que radica en las zonas que quedaron contaminadas hace años por la fábrica de Inquinosa que funcionó en Sabiñánigo (Huesca) hasta mediados de los años 90 y que, entre 1975 y 1989, se dedicó a la producción del insecticida lindano, prohibido después por la Unión Europea por su alta toxicidad y sus riesgos tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

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