jueves, 20 de junio de 2013

El río Gallego reclama nuevamente sus dominios

El río Gállego se ha desbordado esta semana por tercera vez en un año, anegando con tesón las riberas que el hombre ha arrebatado y usurpado para instalar cultivos, caminos y viviendas ilegales desde Villanueva y Peñaflor hasta la desembocadura en Zaragoza.

Si el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, los ríos Ebro y Gállego ya nos han dado tres avisos  bien claros de lo que sucede cuando no escuchamos o no hacemos caso a la naturaleza.

La vegetación ribereña, como es natural, soporta bien y se recupera rápidamente de las embestidas de la corriente cuando las aguas vuelven a su cauce normal, mientras que los cultivos agrícolas instalados en sus dominios han sufrido importantes daños por ser inundados reiteradamente y en fechas tan tardías.

Se dice que este es un país de necios, por ello en vez de pedir opinión y sabio consejo a los científicos y expertos de nuestras Universidades, se prefiere dar voz y pábulo en los medios de comunicación a políticos ignorantes que exigen una y otra vez la limpieza del cauce o la construcción de nuevos diques y motas.

Agricultores y colonos ilegales solicitarán otra vez que con el dinero de todos se les indemnice y se construyan nuevas "defensas", negándose a reconocer la evidencia de que las riberas donde algunos se han instalado en las últimas décadas siempre han pertenecido al río, y que las obras exigidas son, además de costosísimas e inútiles, causantes o agravantes de las propias inundaciones de las que son víctimas.

¿Cuanto dinero público han gastado las administraciones para proteger los cultivos, chatarrerias y edificaciones ilegales de particulares en las zonas inundables? ¿Pagar una minúscula contribución urbana en un ayuntamiento permisivo es suficiente para consolidar los derechos de uso del terreno y hacer en ellos lo que se quiera, aunque esté prohibido? ¿Cuando y quien tendrá el valor de poner fin a este sinsentido?

Para saber más sobre las crecidas:

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